lunes, 2 de julio de 2012

CUÁNTO CUENTO - VIAJE A LA PLAYA (por Juan, Fer y Livia)


            Juan era una galleta salada de fresas. Era gordito. Tenía ojos de mermelada y amarillos. Su boca era de melocotón y tenía orejas de soplillo. Su padre era una tortita y su madre un crêpe. Los tres vivían en una tarta de ocho pisos con 10 chimeneas por las que salía siempre humo. A Juan le gustaba mucho bañarse en la fondue de chocolate. Juan tenía 11 años. Era bueno de corazón, chistoso, amable, y jugaba bien al futbombón.

            Juan tenía una Napolitana (coche) y su padre un Croisantín (moto), ambos de color regaliz (rojo), pero Juan iba al cole en una barra de pan (autobús). El cole era un roscón de Reyes muy grande y hueco. Juan era bueno en clase, y tenía muchos amigos: Miguel, una galleta salada de chocolate blanco que era capaz de multiplicar mogollón de billones por mogollón de billones, era una galleta buena en Mates, perdón: bueeeeeeeníiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima; Fer, que era como Miguel, pero Fer era de chocolate negro y un parabalonazos en futbombón. Livia, que era una galleta dulce de mermelada, sacaba notas bueeeeeeeeeeeeeeeníiiiiiiiiiiiiiiiiisimaaaaaaaas. Y Mario, que había sido una galleta pero de pequeñín le pegaron unos puñetazos y ahora era una rosquilla de vainilla.

            Era un día muy caluroso de julio, el primer día de vacaciones de verano. El campo estaba seco, las flores marchitas, y olía a chamusquina. Por la chamuscada acera caminaban Juan, Fer, Miguel, Mario y Livia, con sus camisetas de hielo. Iban a casa de Juan a planear lo que harían en la playa, porque Juan les había invitado a ir con él. Cuando por fin salieron, el maletero de la Napolitana estaba lleno de cubos, palas, etc., incluso llevaban los manguitos de Miguel.

            Iban todos muy contentos cuando, a mitad de camino, hubo un problema, bueno: un graaaaaaaaaaaaaaaaan problema, y es que se les había acabado la chocogasolina y se habían quedado parados en medio de un bosque.

            Los niños estaban asustados y los padres de Juan intentaron calmarlos. Cuando ya estaban todos un poco más tranquilos empezaron a pensar soluciones. Pensaron que podrían esperar hasta que pasara algún coche, pero era un camino muy poco transitado y no pasó ninguno. También se les ocurrió ir andando a una chocogasolinera, pero estaban muy lejos de cualquiera. ¡Estaban atrapados! Y en el bosque de los animales más golosos del mundo, y de las brujas más malvadas: ¡las brujitas de jengibre!

            Las extrañas criaturas del bosque no tardaron en aparecer y empezaron a amenazar a los viajeros con que los iban a mojar en la salsa máaaaaaaaaaaaaaaaaaaas asquerosa del mundo. Intentaron coger a Mario, pero él se movía de tal forma que siempre se colaban por su agujero de rosquilla. A Juan le querían ¡¡quitar los ojos!! Mientras, Miguel saltó encima de los bollitos rellenos de maldad que querían atraparlo. Los bombones-balones habían escogido a Fernando, y se lanzaron contra él con muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima fuerza, como si todos ellos fuesen un bombón de futbombón. Fernando los paró todos, todos, ¡todiíiiiiisimos! A Livia la perseguían unos huevos Kinder con calaveritas de juguete dentro… ¡le querían quitar toda su mermelada! pero como ella era muy inteligente y sacaba muy buenas notas, hizo unos cálculos y los esquivó.

            Cada niño hizo su parte y, gracias a ello, al final, lograron derrotar a todas las criaturas, obligando a las brujitas a que les vendieran la chocogasolina de sus escobas. Por fin pudieron llegar a la playa y sobra decir que se lo pasaron… ¡¡SUPERMEGAEXTRABIEN!!

miércoles, 27 de junio de 2012

CUÁNTO CUENTO - EL PLANETA DE HIELO (por: Ismael, César R. y Héctor T.)

      Ismael era un joven comandante de nave, alto y delgado. Tenía 35 años, los ojos negros y profundos, y el pelo largo y castaño oscuro con algunos mechones pelirrojos. Solía ir vestido con un traje espacial negro y amarillo y unas botas blancas con propulsores, y a veces llevaba guantes. Era alegre y optimista, y lo que más le gustaba era irse de aventuras por el universo en su nave espacial, a la que tenía mucho cariño.

      Tenía un ayudante llamado Héctor, que era algo más joven que él, de 32 años. Héctor le tenía mucha admiración, por lo que normalmente vestía como él y le acompañaba en sus aventuras.

      Ahora Ismael y Héctor iban a visitar a unos amigos de la escuela, ya que se llevaban muy bien con ellos, llamados César y Marina. César era astuto y simpático, y vivía en una casa justo al lado de Marina, una chica amable, fuerte y guapa, que además sabía cocinar muy bien. Tanto ella como César tenían 36 años.

      Todos vivían en la ciudad de Salamanca, ¡la más moderna de Europa! Solían verse, pero esta vez César y Marina se habían ido de vacaciones a una luna de Marte.

      Isma y Héctor hacían un largo viaje a Plutón para cumplir una misión secreta que les habían mandado, aunque no sabían en qué consistía esa misión. Pensaban que era una pena que ni César ni Marina hubieran podido acompañarles, pero los auténticos problemas empezaron cuando llegaron a un cinturón de asteroides. Isma pensó: “¡Oh, oh! Nunca me había encontrado en una situación como ésta”. Y añadió: —¡Héctor, pon rumbo a Plutón, y cuidado con los asteroides! —Pero escucharon un ladrido muy conocido tras una puerta. Isma fue a ver qué era. —¡El perro de César! ¡Se ha colado en la nave! —dijo Isma. El animal saltó y le dio un golpe al volante. Isma, asustado, dijo: —¡Cuidado, Héctor, que nos chocamos! —Pero era demasiado tarde, y la nave se estrelló contra un asteroide. —¡¡No!! ¡No sabía que los perros fueran tan escandalosos! ¡Somos pocos para arreglar la nave! Tendremos que llamar a Marina y a César. —Llamaron, pero no hubo respuesta. Además, ¡estaban tirados en medio del universo, allí no habría cobertura! Sacaron las herramientas y se pusieron a trabajar. Estuvieron varios días allí, pero por fin lo consiguieron y siguieron su gran viaje.

      Pronto llegaron a un pequeño planeta de hielo.
—¡Comandante Ismael, creo que hemos llegado! —dijo Héctor.
—Humm… Creo que éste no es Plutón. ¡Es un satélite helado! —afirmó Isma.
—¡Tomémonos un descanso!
      De pronto, sus caras ya no parecían alegres: ¡Un gran Yeti se aproximaba! Cuando estaban acorralados, dos naves aparecieron. En una estaba César y en otra Marina. Les ayudaron a derrotar al Yeti y lo consiguieron. Todos juntos continuaron el viaje. Estaban cerca de Plutón.

      Cuando llegaron a Plutón vieron otros humanos cuyas naves se habían estropeado.
—¡Así que ésta era la misión! —dijo Isma. —¡Salvar a estas personas!

      Las llevaron a La Tierra en su nave y cumplieron la misión, y se hicieron muy amigos de los humanos a los que habían salvado. Después de esa aventura, de vez en cuando Isma, Héctor, César y Marina volvían al Planeta Helado a hacer patinaje sobre hielo y descubrir nuevos lugares para explorar.
Fin

sábado, 23 de junio de 2012

CUÁNTO CUENTO - LA BÚSQUEDA DE LOS JORGES


        Andrea era una princesa que vivía en Gominolandia. Tenía cabellos castaños y vestía con bonitos vestidos largos muy coloridos. Lo que más le gustaba era montar a su caballo Relámpago y su sueño era ser de mayor amazona. También tenía cuatro amigos que vivían en el parque Los Carmelitas. El primer amigo era Raboso, que tenía las orejas puntiagudas y siempre llevaba ropa verde, vamos, que era un gnomo. El segundo amigo se llamaba Pepe, que tenía una barba muy larga y siempre llevaba un libro en la mano. El tercero, llamado Héctor, era aficionado a los caballos y siempre que Relámpago, el caballo de Andrea se ponía malo, él lo curaba. Por último, el cuarto, Jorge Peralta, el mejor amigo de Andrea, era muy vergonzoso y torpe, pero aún así, era muy bueno jugando al fútbol. Los cuatro amigos se enfadaban entre sí y pasaban aventuras juntos.

          Una noche que no había luna comenzó a llover, a la lluvia siguió un viento huracanado que traía consigo una espesa niebla y un frío helador. Entonces, inesperadamente, cuando el viento soplaba cada vez más fuerte, Jorge Raboso salió disparado impulsado por el fuerte viento. En un intento de atraparlo, Jorge P. se fue volando con su amigo el gnomo hasta desaparecer en la oscuridad.

       Al día siguiente Andrea, Héctor y Pepe emprendieron una búsqueda para encontrar a los dos Jorges. Como no los encontraban por los alrededores, se fueron al reino de Solemlun, un rey bondadoso, pero al llegar descubrieron que el reino había sido tomado por un brujo malvado que tenía presos en la torre a los dos Jorges.

         Como no había manera de entrar en la torre los tres idearon un plan que consistía en que Pepe distraería a los guardianes mientras Andrea y Héctor correrían a librar a los dos Jorges, luego Pepe saldría corriendo con Andrea, Héctor y los Jorges. Pusieron en práctica su plan, pero justo cuando todo iba sobre ruedas, se encontraron con el malvado brujo y éste los encerró en la torre con Jorge P y Jorge R.

         Pasaron tres días en la torre, hasta que un día Pepe tuvo una idea: él se sentaría a leer su libro, los guardas le cogerían el libro y, mientras, Héctor, Andrea, Jorge P y Jorge R saldrían corriendo. Lo hicieron, pero se encontraron con más guardias y, como ya estaban los guardias un poco hartos, decidieron tirarlos desde allí arriba.

    Al día siguiente los tiraron. Era su final, pero aterrizaron en algo blando. Era Diamante, la otra mascota de Andrea, ``La dragona``, que había llegado justo a tiempo con Relámpago, el caballo de Andrea.

    Al final, Diamante quemó todo el país y, al día siguiente, lo reconstruyó. Todos vivieron felices sin el malvado brujo.

CUÁNTO CUENTO - LA CLASE LIVIA Y SUS AMIGOS (por Livia, Juan y Fernando)


       Érase una vez una clase de 4º que se llamaba Livia (o eso ponía en el radiador). Livia era de color cremita y blanco, tenía muchos pósters, cuadros y corchos. También tenía 26 pupitres y una mesa muy grande de la profesora. Le gustaba mucho que los niños y la profesora la cuidaran. Siempre estaba contenta, pero a veces se aburría.

      Tenía cuatro amigos que se llamaban Fernando, la persiana que siempre resistía el sol o el frío; Miguel, el armario, que tenía muchos chichones porque siempre le daban golpes; Mario, que era la bola del mundo, al que pocas veces usaban porque preferían usar al mapa, Juan, puesto que estaban dando las comunidades y muchas cosas más, y además Juan era de España y de Salamanca.

        Una mañana lluviosa de marzo, en la que no había casi nadie por la calle, los niños estaban atendiendo a Raquel, que era la profesora. Livia se estaba aburriendo. Miguel estaba cerrando y abriendo sus puertas. Juan estaba cansado de que le dieran con una regla para señalarle, primero el ombligo, que para los niños era Madrid, y luego otras partes haciéndole cosquillas.

          De pronto, a las 10:14, se oyó un ruido como de una explosión. Había sucedido en Diego, que era otra clase como Livia. Sonó la sirena de incendios. Mario, del susto, se cayó y empezó a rodar. Los niños intentaron salir, pero la puerta se había atascado. Raquel abrió la ventana, aunque no funcionó, porque Fer estaba dormido y enroscado como un tronco. La pizarra parecía estar ardiendo ¡se estaban asfixiando!

        Raquel no tuvo más remedio que despertar a Fer. Se desenroscó y Raquel se arriesgó a saltar por la ventana. Livia no se tenía en pie del susto. Se iba a derrumbar la parte sur del cole. Juan ya estaba echando humo por las orejas, y Mario parecía una castaña asada. Fernando estaba tan tranquilo y, a la vez, tan nervioso: tenía un lado acalorado y el otro helado.

   Los niños estaban muy asustados, hacía un calor horrible y se estaban asfixiando y nadie sabía qué hacer.

      Al fin, Livia tuvo una idea: que los niños cogieran a Juan y Mario y se metieran en Miguel, el armario, hasta que llegaran los bomberos y apagaran el fuego. Así lo hicieron y, cuando salieron, no vieron ya fuego, sólo a los bomberos y a Livia medio destruida. Fer estaba chamuscado.

      Los niños se fueron muy tristes, pero, al día siguiente, se pusieron muy contentos al verlo todo mágicamente arreglado.

CUÁNTO CUENTO - ARTURO, UN CABALLERO


         Arturo es un gran caballero de Sithar. Es amable, astuto, valiente y bueno. Hace el bien y procura la paz con los malos. Tiene un fiel ayudante llamado Will.

         Los malos son: Merlín, un mago tenebroso; su aprendiz, la bruja Patri; y Pablo, un guerrero. Se encontraban en su castillo llamado “Mordor“, reclutando soldados para atacar a Arturo y a Will.

         Arturo y Will se encontraban al otro lado de Mordor, en una casa abandonada, averiguando si una carta era verdadera o falsa, para atacar a Mordor. Al día siguiente empezaron a cruzar el  lago y, cuando estaban en medio del lago, una bestia salió de repente tirando de la balsa a Arturo y Will, aunque al final llegaron a la orilla. Casi estaban en Mordor, pero había que pasar el Bosque Tenebroso .Ya infiltrados, vieron una sombra que, de repente, les atacó. Al caer, a  Arturo le inmovilizó y le preguntó:

-¿Cómo te llamas y dónde vives?
-Vivo en la cabaña  al final del lago y me llamo Kiko Arturo. -le dijo- Nosotros hemos estado en esa cabaña y tú estás con Merlín.
-No, al revés,  estoy enfrentado a él.
-Nosotros también –dice Will.
-¿Por qué  razón?
- Porque ha capturado a nuestra hermana Kika.
- Bueno, pues vamos.

         Llegaron a un pueblo donde les contaron que todos estaban en el volcán e iban a tirar a Kika al volcán. Entonces fueron corriendo al volcán y vieron que la tenían en una jaula con animales y la iban a tirar. Arturo, Will y Kilo, a escondidas, la sacaron de la  jaula y tiraron a Merlín.






CUÁNTO CUENTO - LA CABRA MONTESA Y LA ESCAPADA MISTERIOSA (por Roberto y Mario)


            Érase una vez tres amigos: Mario, un buitre muy gracioso; Roberto, un águila; y Álex, una cabra valiente y fuerte.

            Roberto, el águila, era veloz, divertido y bromista. Una noche le arrancó dos plumas a Mario y se las puso en el cuerpo a Álex y, cuando éste despertó creía que podía volar. Roberto era simpático, agradable y no muy peleón. Le gustaba comer, volar, hablar, cantar,… Lo que no le gustaba era ni bailar, ni dormir ¡lo odiaba! Era muy bajo para ser un águila, pero a él le daba igual, no le importaba porque no mucha gente le conocía ni sabía lo grande que era por dentro.

            Los tres amigos querían ver mundo, pero sus madres no les dejaban. Una noche quedaron en casa de Roberto y, mientras las madres dormían, los amigos se fueron y cogieron una “tribicicleta” y se fueron a ver mundo juntos.

        Al día siguiente, las madres se preocuparon. Mientras tanto, los amigos estaban en peligro: ¡¡¡¡habían tropezado con un monstruo!!!! Intentaron vencerlo, pero era inútil. Entonces idearon una estrategia: atarlo, y les funcionó.

            Una mañana pensaron que era ya hora de volver, pues habían pasado dos años. Cuando llegaron a sus casas, sus padres les abrazaron, pero les advirtieron que, como volviesen a hacerlo, los castigarían.

CUÁNTO CUENTO - PEPE Y JORGE, ¡MANOS A LA OBRA! (por Pepe, Jorge R. y Manuel)




Pepe era un sabueso detective con el pelo corto y ojos verdes, solía vestir con una gabardina marrón y una gorra negra. Llevaba siempre consigo  una pipa azul oscura que usaba mucho. Tenía un joven ayudante llamado Jorge, que era fuerte, alto y un buen compañero.

            En esta ocasión, investigaban un caso que les habían mandado la Reina Andrea, de pelo largo, bastante alta y muy ágil, aunque un poco mandona, y el Rey Jorge Raboso, grande, rápido y enganchado a las máquinas. Los reyes creían que el asesino Paredes había vuelto a la ciudad de Villalejana. Paredes era malvado, bajito y muy cascarrabias.

            Un día soleado de 1996, los reyes ordenaron al detective Pepe y a su ayudante Jorge que buscaran a Paredes y lo metieran en la cárcel. Al día siguiente los detectives se pusieron a buscar a Paredes y lo encontraron en el supermercado pero cuando iban a entrar en el supermercado ¡Plas!  el asesino Paredes lanzó una bomba de humo y se escapó por la puerta trasera.

            En la siguiente ocasión encontraron al asesino Paredes en la tienda de mascotas atracando al encargado, pero en cuanto Paredes se dio cuenta de que los dos detectives: Pepe y Jorge, le estaban esperando, abrió una jaula de unos perros fieros que atacaron instantáneamente a los detectives y Paredes se escapó. Cuando los detectives consiguieron librarse de los perros ya era tarde y Paredes se había ido.

            Al día siguiente por la mañana los detectives encontraron a Paredes en la plaza de Villalejana y cuando discretamente se acercaron a Paredes, salió corriendo y los agentes lo siguieron hasta que al doblar una esquina lo perdieron.

            Ese mismo día por la tarde siguieron buscándolo y lo vieron en la tienda de petardos. Con máxima discreción, Pepe atrapó a Paredes pero, de camino a la comisaría, el asesino se libró de la cuerda que le inmovilizaba y se escapó.

            Al día siguiente estaba detrás de un puente y lo iba a explotar, pero Pepe y su ayudante lo agarraron por el cuello, le pegaron una buena zurra y se lo llevaron ante los reyes que quedaron muy agradecidos diciendo: “¡A Paredes mañana se lo llevarán y no nos volverá a molestar nunca más!” Y así fue, se llevaron a Paredes y se quedaron tranquilos.

jueves, 21 de junio de 2012

CUÁNTO CUENTO - LA RATONCITA MARÍA (por María y Luca)


            En un tronco de un  árbol, en un prado, vive una ratoncita llamada María. María tiene una oreja más grande que otra, es de color canela. Su color favorito es el rojo, y no se puede estar quieta. Tiene ojos azules y le encanta el queso, sobre todo el queso Roquefort.

Le gusta salir a la calle y jugar con su primo Luca. Luca es un gato naranja con rayas negras ¡parece un tigre! Siempre juegan juntos Luca y María. Juegan al pilla-pilla, al escondite y a muchos juegos más.

El prado donde viven es de una bruja muy, pero que muy mala, que se llama Eva y que se quiere librar de María, pero Luca ayuda a su amiga aunque Luca es la mascota de Eva. Además Luca es muy bueno y no quiere ser la mascota de Eva. Por todo eso, Eva nunca le da de comer, y a María le da mucha pena, y se encarga ella misma de darle de comer a Luca todos los días.

Hoy ya es verano, y a María se le han acabado las reservas de comida y necesita ir a la ciudad. Luca le propone ir con ella, pero María le responde que es muy peligroso. María se monta en su coche-queso y se va a la ciudad; pero Luca se monta en su gato-móvil y la sigue. Lo que no se esperan es que Eva, la bruja, que les ha visto, se monta en su escoba mágica y les sigue a ellos dos.

Cuando llegan al supermercado, María y Luca compran comida para poder sobrevivir. Al llegar Eva, Luca intenta salvar a María, pero Eva se sabe todos los trucos de Luca. Lo que no sabe es que María tiene un secreto para hacer invencible a Luca.

Luca se enfrenta a Eva antes de que María le pase el poder: Le pone una trampa a Eva para que se arrepienta de lo que está haciendo, pero no funciona, así que la ataca para que Eva se debilite más de lo normal y conseguir transformarla en buena, pero no lo consigue.

Por último, María le pasa el poder secreto y Luca consigue que Eva se vuelva buena. Después de esto, Eva empezó a vivir con Luca y María, y nunca más han tenido problemas con la comida.

CUÁNTO CUENTO - EL TREN EXPLOSIVO (por Emilio, Héctor y Claudia)



Emilio era un agente secreto, alto, moreno de piel, ojos oscuros  y  pelo corto. Vestía de color amarillo, era amable y simpático. A su lado estaba Guillermo, su compañero, otro agente secreto. Era mediano, moreno de piel, pelo rizado, un poco mandón pero simpático y vestía de rojo. Estaban allí porque la profesora Claudia, rubia, con un pelo liso y largo, lista, amable y graciosa, que vestía a la última, había dicho que el ladrón Héctor, alto, moreno, pelo corto, astuto, malo y con ropa negra, estaba en el tren. Todos tenían quince años.

En este caso, el malvado Héctor Cantera… ¡iba a volar el tren!

Enseguida los tres amigos fueron a prepararse para parar a Héctor Cantera. Mientras tanto, en el tren, Héctor estaba intentando matar al conductor para luego poder explotar el tren con toda la gente dentro.
Los tres amigos saltaron al supercoche y se dirigieron al tren. Cuando llegaron, se encontraron a Héctor preparando los explosivos para volar el tren, y decidieron llamar al profesor “Losétodo” para pedirle ayuda, pero no les respondía, así que Héctor decidió atacarles.

Los chicos se defendieron pero Héctor fue más rápido y se apartó para que los chicos se saliesen del tren por la puerta que habían dejado abierta. Héctor había ganado la batalla pero no la guerra.

Ya en la estación, los niños estaban lamentándose y echándose la culpa el uno al otro. Mientras hacían esto, el malvado Héctor Cantera se escondía detrás de una columna, para poderlos derrotar mejor, hasta que Emilio se cansó de tanto discutir y les dijo: “Chicos, ya estoy cansado de tanto discutir vamos a organizarnos como un equipo y a seguir adelante.” Los chicos se volvieron a unir y consiguieron derrotar al malvado Héctor Cantera.

Al día siguiente los tres amigos compraron el periódico y vieron que el malvado Héctor Cantera estaba en la cárcel. Todos gritaron: “¡Bien!”

Después Claudia propuso ir a la playa y todos dijeron que sí. Hicieron la maleta lo más rápido que pudieron, cogieron el coche y se fueron. Mientras estaban bañándose se encontraron al profesor “Losétodo”, y éste les dijo que había leído en el periódico que Héctor Cantera ¡se había escapado de la cárcel!

GRANDES DOCUMENTALES: EL HALCÓN (por Fernando)


CUÁNTO CUENTO - JORGE PINCHIN (por Jorge P., Jorge R., Héctor P. Pepe y Andrea)


Un duende de 5 años, llamado Jorge Pinchin, vivía en un país llamado Capitolium donde no reinaba la paz. Jorge vivía en Escorta, el distrito 5. Era moreno con mechas rubias, tenía la piel de color verde, los ojos azules y profundos, brazos largos y fuertes y sus pies eran muy resistentes.

Jorge tenía un sueño: ir al distrito 1, pero como los distritos estaban separados por vallas, no podía. Jorge tenía dos amigos, que eran: Pepe, el pequeño gato, que era astuto y rápido, aunque no hablaba mucho. Su sueño era siempre el de Andrea, la segunda amiga de Jorge. Andrea era una elfa lista, fuerte y muy buena con el arco.

El que gobernaba en el país era el malvado Jorge Rancin, que era asesino y caradura. Junto a Rancin estaba Héctor Paredius, un poco patoso, pero tenía ideas bastante buenas y malvadas.

Los tres amigos vivían bajo un árbol cada uno, porque no tenían mucho dinero. En cambio, Jorge Rancin y Héctor Paredius vivían en un palacio gigante en la capital del Capitolium, el distrito 1. El palacio era tan grande que tenía más de 200 habitantes, una bolera, un polideportivo y una sala llena de armas...

Un día, Jorge Pinchin, Pepe y Andrea decidieron desbaratar los planes de Rancin. Pero para ir al distrito 1 tenían que pasar por las vallas, o eso creían, hasta que Pepe tuvo una fantástica idea: Irían a ver a Eustaquiomuylocatus, el mejor inventor de mochilas propulsoras del mundo. Como Eustaquiomuylocatus era muy amigo de Pepe, no les cobró las mochilas.

Cuando llegaron al distrito 1, Rancin les había mandado una no muy cariñosa bienvenida... 

Pinchin y sus amigos no despertaron hasta las siete, estaban en una mazmorra donde las personas se iban a morir. ¡Pero en ese mismo momento aparació Eustaquiomuylocatus! y, aunque estaba a punto de salvarlos, Rancin los vio con cámaras de seguridad y también lo atraparon a él.

Esto ya parecía el fin, pues iban a matarles al día siguente. Jorge Pinchin, Pepe y Andrea empezaron a pensar mientras Eustaquiomuylocatus no dejaba de lamentarse. Después de un rato pensando, a Pepe se le ocurrió salir por la ventana trepando por la pared con chicles en las suelas de los zapatos. Al final funcionó y se escaparon.

Al día siguiente, cuando Jorge Rancin y Héctor se dieron cuenta de que no estaban los prisioneros, se pusieron a buscarlos por todos los distritos y cuando encontraron el árbol en el que se refugiaban los amigos, fueron a atraparlos por debajo del árbol. No estaban allí, sino en la copa. De la copa saltaron e hicieron prisioneros a Jorge Rancin y Héctor y en el Capitolium reinó la paz.

GRANDES DOCUMENTALES: EL CORZO (por Elena)


MICROCINE: FLORENCIO, EL LEÓN (CORAZÓN DE BOMBÓN) -por Marina, Inés, Eva, Javier, Héctor, Livia y Roberto


miércoles, 20 de junio de 2012

CUÁNTO CUENTO - NICO, EL SUPERVIVIENTE (por Nicolás, Pablo y Patricia)


En un buque navegaba Nico, el superviviente de un naufragio. Era fuerte, con el pelo negro, ojos azules y alto. Solía vestir con pantalones vaqueros y camiseta de deporte.

Pablo, su fiel ayudante, también iba con él, y Patri, una gata con pelaje oscuro y ojos azules. En el buque viajaban también Jose, un mágico duende, bajo, que solía vestir de verde; y Pablo Sánchez, un niño rico que vestía conropa clásica.

En un día soleado de julio, Nico y Pablo fueron a su camarote. Todo estaba patas arriba.

- ¡En este barco hay un ladrón! –dijeron, y empezaron a ordenarlo, pero no vieron qué les habían robado, quizá hasta el mapa del tesoro…

       Empezaron a buscar al ladrón. En un lateral del barco, navegando, vieron un bote con un señor a bordo. Nico y Pablo cogieron otro bote y se fueron a por él. Resultó ser el padre del niño rico.

      Cuando lo alcanzaron, vieron que llevaba una bolsa, pero sólo contenía ropa. Nico y Pablo volvieron al barco: sospechaban que el botín podía estar escondido en un cajón, y por eso dieron media vuelta, pero en el barco no había cajones…

      Al día siguiente llegaron a una isla. Allí pudieron descansar y nadaron muy profundo, hasta el fondo, donde encontraron una estatua. Como las estatuas de los barcos están en la proa, se dieron cuenta de que se trataba de un barco hundido; buscaron dentro el botín y… ¡lo descubrieron! Pero el cofre estaba vacío.

         Finalmente, al volver a la isla, encontraron una bolsa encima de una palmera… ¡era de ropa y zapatillas! Todos estaban cansados de buscar cuando, de repente, dieron con una cruz. Excavaron y encontraron un cofre lleno de monedas y ¡lo mejor! con una piedra preciosa que brillaba.

            Todos volvieron a casa felices.

CUÁNTO CUENTO - LA PEQUEÑA HECHICERA (por Eva, Luca y Marina)



Un día, en la escuela de magia, hubo un disparate: con un hechizo de la bruja Irene, se quemó toda la clase. Marina era la más lista de la clase y de la escuela, también era mi mejor amiga; la segunda era yo, y tenía un nivel menos que Marina. El tercero era Enrique; su varita se convertía en dragón cada dos por tres. El cuarto era Alex, que se equivocaba con las palabras de los hechizos y todo lo que quería convertir en otra cosa terminaba siendo un cepillo de dientes.

            Mi madre, que era una piruleta muy dulce y agradable, todos los días me llevaba en el metro hasta el coche donde nos estaba esperando el Sr. Regaliz, que era mi padre. Mi padre llevaba gafas, pero era torpe y se las rompía continuamente.

            ¡Huyyy! perdón, no me he presentado: soy Eva, aunque mi profe de magia me llama Evita Dinamita. Soy una pequeña hechicera con pelo y ojos morenos y una gran sonrisa. Suelo vestir con un pantalón corto y una camiseta. Me gusta escuchar música pop y jugar al baloncesto. Tengo una perrita que se llama María y un loro parlanchín llamado Luca.

            Un día Luca se me escapó por la ventana y María me avisó. Salí con mi madre porque el Sr. Regaliz estaba trabajando. Al día siguiente fui a clase muy triste por haber dejado abierta la puerta de la jaula y perder a mi loro. Me pasé toda la clase arrepintiéndome por lo que había hecho. Al llegar a casa me metí en mi habitación y empecé a pensar en cómo arreglar lo sucedido.

            María quería entrar en la habitación para ladrarme que si quería, podíamos poner carteles para que nos llamaran si habían visto a Luca. Esa tarde salimos y llenamos de carteles toda la ciudad. Cuando llegamos al colegio, pedimos al director que le preguntase al portero si había visto a un loro muy colorido, pero, por desgracia, no había visto ninguno.

            Al día siguiente era sábado, y no había cole. María y yo aprovechamos para buscar a Luca por toda la ciudad, pero no encontramos nada. Incluso llamamos a mi tía porque vivía en otra ciudad y quizá lo había visto volar por allá, pero nada.

            De pronto, nos acordamos de que habíamos olvidado preguntar a mis amigos, Marina, Irene, Enrique y Alex. Ni Marina, ni Irene, ni Enrique lo habían visto. Cuando todos fuimos a buscar a Alex, nos dijo que había visto pasar una bandada de pájaros hacia el sur. Enseguida les dije a todos:

- ¡Vayamos hacia el sur!

            Enrique no pensaba lo mismo:

- ¡Pero hacia allí está la ciudad de los fantasmas! ¡Brrrrrrrrrrr!

            Irene y Marina propusieron:

- Pongámosle un cebo con sus galletas favoritas, seguro que vendrá a por ellas.

            María ladró: -¡Guau Guau! –a ella también le gustaban mucho esas galletas.

            Cuando estábamos preparando la trampa, me di cuenta de que se acercaba la bandada que Alex había visto.

- ¡¡Ha funcionado!! –grité feliz.

            En cuanto Luca nos vio a María y a mí, voló hacia nosotros.

            Esa noche todos celebramos haber encontrado a Luca ¡cómo no: comiendo sus galletas preferidas!

           

CUÁNTO CUENTO - LOS MISTERIOS DE LA PANDILLA Y SU FAMILIA (por Marina, Héctor y César)


          Marina es una niña que tiene el pelo castaño y ojos marrones. Es cariñosa, divertida, alta y suele llevar diademas, alguna camisa o chándal, unas mallas y botas o deportivas. Cuando se aburre tiene dos opciones: tocar la flauta o llamar a sus amigos.

          Tiene una pandilla que está formada por: Ismael, un niño listo, bajito, de pelo marrón con algunos mechones rojos, al que le gusta aprender cosas nuevas. Héctor, un niño inquieto, juguetón, que hace muchas trastadas y que tiene el  pelo marrón a juego con sus ojos. Y, por último, César, un niño listo, inteligente, al que le gustan los fósiles, descubrir misterios y, sobre todo, le gusta leer; César tiene el pelo negro y ojos marrones y muy expresivos.

          Por las tardes salían al parque a jugar y todos los días se encontraban cosas raras que tenían que resolver. Un día, un villano malvado quiso raptarlos y hacerlos cómplices, pero, en ese momento, vinieron Roki y Lolo, dos perros de pelea, los atraparon y los metieron en su furgón. Los llevaron a un país pobre para trabajar ¡pobres de ellos!

          Después de un año, los padres llegaron a ese país y allí les vieron trabajando y se asustaron. Sufrieron tanto como ellos. Intentaron salvarlos, pero una piedra les golpeó en la cabeza y no pudieron lograrlo. Después de una hora, lo consiguieron, gracias a que el villano estaba dormido.

          Al volver de nuevo a su país natal, todos les recibieron bien, pero, cuando entraron en su casa, encontraron a un ladrón. Aquel ladrón llevaba un gran saco cargado de objetos raros.

- ¡Deténganse! –le gritaron.

          El ladrón echó a correr. Los demás se metieron en un coche y le persiguieron. El ladrón, que iba en una moto, se cayó, pero se subió encima del coche y les metió mofetas. Con el mal olor se estrellaron y volvieron a su casa con el mal olor.

          Isma pasaba por allí y el ladrón lo ató y le secuestró, dejando una nota en la que ponía:

“ESTIMADOS NIÑOS: SÓLO OS DEVOLVERÉ A ISMA POR 500.000 €.
Firmado: El Ladrón.
P.D.: ME ENCONTRARÉIS EN LAS CUEVAS DE ALTAMIRA.”

          Todos pusieron rumbo a Altamira. Cuando llegaron vieron cosas extrañas, pinturas raras, y escucharon a Isma gritar.
         
          Apareció el ladrón con Isma atado y llevaba una jaula con cucarachas. El ladrón dijo:

- ¡No conseguiréis atraparme porque tengo estas cucarachas!

          Abrió la jaula y se las lanzó.

-¡Ah, qué asco! -gritaban todos.

          De repente apareció un ratón que empezó a roer las cuerdas que ataban a Isma. ¡Isma estaba libre!

          Atraparon al ladrón y lo metieron en la cárcel mientras las cucarachas huían.

          Aquel día fue el más emocionante de sus vidas.

CUÁNTO CUENTO - EL AGUJERO (por Javier y Elena)




            Érase una vez un ratón llamado Javier, que era muy simpático y algo pequeño. Vivía en una ratonera que estaba en una pizzería. A Javier le encantaba el fútbol y los árboles muy altos porque le encantaba escalarlos.

            Tenía cuatro amigos muy simpáticos también: Martín, que era también un ratón que vivía en el campo; pero ¡para ser un ratón era muy bruto!; Inés era una gata que lo único que comía era atunes; Elena era una serpiente muy maja, era la mejor amiga de Inés; y Paula, que era una rata muy cariñosa y simpática que estaba enamorada de Martín.

            Un día, a finales de verano, cuando estaban los cuatro en el parque, vieron que no había nadie allí; tampoco en la calle. Cuando fueron a la pizzería en la que estaba la casa de Javier no había nadie tampoco…

            De repente, se apagó la luz y apareció en la pared un agujero negro. Martín exclamó:

- ¡Qué miedoooo!

            El agujero negro intentaba absorberlos. Javier dijo:

- ¡Agarraos! –y, en ese momento, el agujero lo absorbió.

            Los demás se agarraron a la pata de una mesa y se acercaron para ver si veían a Javier. Pensaron que quizá el agujero podía haberse llevado a Javier hasta una ratonera.

            Salieron todos de la pizzería y tomaron un atajo que Inés había usado una vez. Cuando llegaron a la ratonera, entre todos formaron una escalera para poder abrir la puerta. ¡Allí vieron a Javier! Lo sacaron de la ratonera y volvieron a la pizzería para celebrarlo. Se comieron un mogollón de pizzas.

            Después todos se pusieron a bailar y, para evitar que volviese a suceder algo así, Martín decidió irse a vivir con Javier a la pizzería.