Pepe era un sabueso detective con el pelo corto y
ojos verdes, solía vestir con una gabardina marrón y una gorra negra. Llevaba
siempre consigo una pipa azul oscura que
usaba mucho. Tenía un joven ayudante llamado Jorge, que era fuerte, alto y un
buen compañero.
En esta ocasión,
investigaban un caso que les habían mandado la Reina Andrea, de pelo largo, bastante alta y muy
ágil, aunque un poco mandona, y el Rey Jorge Raboso, grande, rápido y
enganchado a las máquinas. Los reyes creían que el asesino Paredes había vuelto
a la ciudad de Villalejana. Paredes era malvado, bajito y muy cascarrabias.
Un día soleado de 1996,
los reyes ordenaron al detective Pepe y a su ayudante Jorge que buscaran a Paredes
y lo metieran en la cárcel. Al día siguiente los detectives se pusieron a
buscar a Paredes y lo encontraron en el supermercado pero cuando iban a entrar
en el supermercado ¡Plas! el asesino
Paredes lanzó una bomba de humo y se escapó por la puerta trasera.
En la siguiente ocasión
encontraron al asesino Paredes en la tienda de mascotas atracando al encargado,
pero en cuanto Paredes se dio cuenta de que los dos detectives: Pepe y Jorge,
le estaban esperando, abrió una jaula de unos perros fieros que atacaron
instantáneamente a los detectives y Paredes se escapó. Cuando los detectives
consiguieron librarse de los perros ya era tarde y Paredes se había ido.
Al día siguiente por la
mañana los detectives encontraron a Paredes en la plaza de Villalejana y cuando
discretamente se acercaron a Paredes, salió corriendo y los agentes lo
siguieron hasta que al doblar una esquina lo perdieron.
Ese mismo día por la
tarde siguieron buscándolo y lo vieron en la tienda de petardos. Con máxima
discreción, Pepe atrapó a Paredes pero, de camino a la comisaría, el asesino se
libró de la cuerda que le inmovilizaba y se escapó.
Al día siguiente estaba
detrás de un puente y lo iba a explotar, pero Pepe y su ayudante lo agarraron
por el cuello, le pegaron una buena zurra y se lo llevaron ante los reyes que
quedaron muy agradecidos diciendo: “¡A Paredes mañana se lo llevarán y no nos
volverá a molestar nunca más!” Y así fue, se llevaron a Paredes y se quedaron
tranquilos.
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