En un
tronco de un árbol, en un prado, vive
una ratoncita llamada María. María tiene una oreja más grande que otra, es de
color canela. Su color favorito es el rojo, y no se puede estar quieta. Tiene
ojos azules y le encanta el queso, sobre todo el queso Roquefort.
Le gusta salir a la calle y jugar
con su primo Luca. Luca es un gato naranja con rayas negras ¡parece un tigre! Siempre
juegan juntos Luca y María. Juegan al pilla-pilla, al escondite y a muchos
juegos más.
El prado donde viven es de una
bruja muy, pero que muy mala, que se llama Eva y que se quiere librar de María,
pero Luca ayuda a su amiga aunque Luca es la mascota de Eva. Además Luca es muy
bueno y no quiere ser la mascota de Eva. Por todo eso, Eva nunca le da de comer,
y a María le da mucha pena, y se encarga ella misma de darle de comer a Luca
todos los días.
Hoy ya es verano, y a María se le
han acabado las reservas de comida y necesita ir a la ciudad. Luca le propone
ir con ella, pero María le responde que es muy peligroso. María se monta en su
coche-queso y se va a la ciudad; pero Luca se monta en su gato-móvil y la
sigue. Lo que no se esperan es que Eva, la bruja, que les ha visto, se monta en
su escoba mágica y les sigue a ellos dos.
Cuando llegan al supermercado,
María y Luca compran comida para poder sobrevivir. Al llegar Eva, Luca intenta
salvar a María, pero Eva se sabe todos los trucos de Luca. Lo que no sabe es
que María tiene un secreto para hacer invencible a Luca.
Luca se enfrenta a Eva antes de
que María le pase el poder: Le pone una trampa a Eva para que se arrepienta de
lo que está haciendo, pero no funciona, así que la ataca para que Eva se
debilite más de lo normal y conseguir transformarla en buena, pero no lo
consigue.
Por último, María le pasa el
poder secreto y Luca consigue que Eva se vuelva buena. Después de esto, Eva
empezó a vivir con Luca y María, y nunca más han tenido problemas con la
comida.
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